La ruta de las mil Kasbahs
Probablemente la ruta de las mil kasbahs sea la gran sorpresa del viaje, y es que nuestra gran ilusión era llegar al desierto y disfrutar de las dunas, sus noches estrelladas, las costumbres bereberes… y eso eclipsaba cualquier otra cosa. ¿Quién no ha soñado alguna vez con ver amanecer desde el desierto? ¿O poder admirar un cielo estrellado desde una jaima?
Es por ello, que teníamos unas ganas inmensas de que llegase ese momento, pero desde Marrakech el camino es bastante largo. No tanto en distancia, ya que al final son no más de 500 km pero sí en tiempo porque las carreteras de Marruecos y quienes la transitan dificultan ir fluido, ¡y de qué manera! Pero que esto no os amedrente porque es muy sencillo conducir, lo único que debéis hacer es disfrutar el viaje y sacar partido de todo lo que os encontréis.
¡No nos enrrollamos más y os contamos las claves de este viaje tan entretenido!
¿Qué son una kasbah y un ksar?
Lo primero es lo primero, vamos a ver que es cada cosa.
Una kasbah es una construcción tradicional bereber de barro, sí de barro (cuando estés en una fliparás un poco con esto), cuya finalidad era defensiva y protectora. Servían para protegerse de amenazas y acoger caravanas bereberes que cruzaban Marruecos.
Su forma es muy particular y destacan los torreones almenados para vigilar. Cómo te decía, parece mentira que muchas lleven en pie cerca de 1000 años porque la estructura es básicamente arcilla, agua y paja, ¡nada más y nada menos!
Y básicamente un ksar es un recinto amurallado que puede tener varias kasbahs en su interior, una especie de ciudad medieval.
Nuestra ruta de las mil kasbahs
Existen tres valles en el centro de Marruecos que están plagaditos de kasbahs (¡y de palmeras!)
- Valle del Dades: desde Ouarzazate hasta Tinghir y las gargantas de Todra.
- Valle de las Rosas: a menos de 50 km de Skoura, en la confluencia con el valle del Dades.
- Valle del Draa: desde Ouarzazate hasta Zagora.
La ruta de las mil kasbahs recorre gran parte de estos tres valles, a través de paisajes que te dejarán los ojos como platos y te harán sentir en mitad de un belén viviente.
Para lanzarte a la aventura, lo primero que tienes que hacer es reservar un coche de alquiler en Marrakech y aprovisionarte de botellas de agua y snacks para el camino porque la ruta es larga. Podéis usar Rentalcars para comparar precios, por ejemplo, pero sin duda nosotros recomendamos Trocadero. Se trata de una empresa local y tras muchos consejos de otros viajeros nos decidimos a reservar con ellos, muy económico y sobre todo con seguro a todo riesgo y dos conductores, así nos podíamos turnar y te olvidas de las malditas franquicias.
En la entrada prepara tu viaje a Marruecos, te dejamos una serie de consejos para que te lances a realizar esta ruta de las mil kasbahs por libre y puedas disfrutar a tu aire y a tu ritmo de todo lo bueno de este camino al desierto.
Como podrás ver en el mapa que tienes más abajo, puedes organizar tu ruta según los días que dispongas y las ganas de coche que tengas.
La ruta admite muchas combinaciones y la podéis adaptar, nosotros hicimos lo siguiente:
- Día 1: Marrakech – Ouarzazate – Skoura – Valle de las Rosas – Tinghir – Garganta del Dades
- Día 2: Garganta del Dades – Garganta de Todra – desierto de Merzouga
- Día 3: Desierto de Merzouga – Valle del Draa – Ouarzazate
- Día 4: Ouarzazate – Ait Ben Haddou – Marrakech
Día 1: Marrakech – Ouarzazate – Skoura – Valle de las Rosas – Tinghir – Garganta del Dades
Probablemente sería la jornada de coche más larga, ¡había que aprovechar ahora que estábamos frescos! Alrededor de los 300 kilómetros separan las Gargantas del Dades de Marrakech, parece poco en distancia, pero a pesar de salir temprano llegamos poco antes del atardecer. Según Google Maps son unas 6h, pero vamos ya os digo yo que os llevará unas cuantas más.
La primera parte ya te hace una idea del porqué de los tiempos: curvas de todos los tipos, burros por la carretera, camionetas trasportando medio Marruecos, coches adelantando sin visibilidad, etc. Un poco caos al principio, pero ya te digo que te acostumbras, a la vuelta que íbamos justitos de gasolina parecíamos nosotros los bereberes.
Nuestra primera parada fue el Tizi n’Tichka, con 2260 m de altura, el paso de carretera más alto de Marruecos, y es que atravesamos el Atlas. Aprovechamos a estirar las piernas y observar la diferencia del terreno, como la parte oriental es mucho más árida y desértica mientras la occidental tiene mucha vegetación.
En nuestro camino hacia las famosas gargantas, paramos en varios lugares. Comimos en Ouarzazate, pero no nos entretuvimos más allí, ya que no había tiempo que perder y a la vuelta ya pasaríamos una noche.
Nuestro tiempo se lo dedicamos al Palmeral de Skoura, la kasbah de Amridil, la kasbah de Ait ben Moro y Ait Abou. Algunas como Amridil, probablemente una de las mejores y con tal importancia y belleza que fue la imagen del billete de 50 dírhams por muchos años, la llevábamos apuntada. Otras como la kasbah Ait ben Moro las fuimos descubriendo, decidíamos parar cuando nos apetecía y alguna nos llamaba la atención. Ésta sin duda fue un acierto, nos tomamos un té en una piscina con todo el palmeral de fondo. Pero esto después de que uno de los guardeses nos pasease por toda la kasbah y desde la azotea tras el palmeral observásemos a lo lejos la gran kasbah de Amridil
Lo del palmeral de Skoura, es una auténtica pasada, ya que es un soplo verde en mitad de la nada con hasta 700.000 palmeras.
Al igual sucede con el valle de las Rosas, que está a unos 50 kilómetros de Skoura, cuyo epicentro es Kelaat M’Gouna y es un auténtico respiro en el árido paisaje. Los meses de abril y mayo son los meses de floración. Nosotros justo pasamos durante el primer fin de semana de mayo y coincidía que era el festival de las rosas, por lo que había una buena montada.
Esta fue nuestra penúltima parada antes de las Gargantas del Dades. Estas gargantas son impresionantes, tienen una carretera que quita el sentido, es la típica imagen que salta en Google cuando buscas algo sobre esta ruta de las mil kasbahs.
Para llegar hasta el barranco donde se encuentran, conocido como Tissadrine, debes abandonar la N10 que sigues desde Ouarzazate y tomar la R704 directo hasta las mismas gargantas.
Cómo se nos acabó echando la noche, tuvimos que dejar la visita para la mañana del día siguiente, para poder disfrutarla mejor y sin prisa. Nuestro Riad estaba en la misma ruta, un poco antes de la garganta Auberge La Fibule Du Dades por lo que decidimos poner fin ahí a la aventura de ese día.
Día 2: Garganta del Dades – Garganta de Todra – desierto de Merzouga
Arrancaba el gran día con un chute de ánimo sabiendo que en unas horas estaríamos en el desierto. La noche anterior estuvimos solos en el Riad, por lo que nos trataron de cine y compartimos muchas inquietudes con el dueño que era súper simpático y además nos dio muchos consejos para nuestra aventura.
Lo primero fue subir hasta las Gargantas del Dades. Justo ese día estaban rodando una película, diríamos que era de japoneses, y entre el alboroto conseguimos escabullirnos y poder así dar un paseo, porque lo tenían cortado. Arriba podrás sacar la tan preciada foto y presumir en tu Instagram, pero sobretodo admirar las vistas.
De camino a Merzouga, aprovechamos a visitar las gargantas del Todra, otra de las espectaculares maravillas naturales de este viaje. Dependiendo del tiempo que tengas puedes dar una vuelta o incluso realizar un trekking por los alrededores. Nosotros dimos un buen paseo tanto por ahí como luego por los diferentes miradores sobre el palmeral del valle.
En la propia garganta te sientes insignificante, la altura de esas paredes es inmensa de alrededor de 160 metros de altura.
Como decía al principio, esta visita puede hacerse tanto a la ida como a la vuelta, por lo que hay flexibilidad para montarte el itinerario, en función de cómo distribuyas las distancias en coche.
Como siempre, nos entretuvimos de más y ya íbamos tarde, y eso que nos esperaba el desierto. Tras unos tantos de kilómetros, fue ir acercándonos a Merzouga e intuir las dunas a lo lejos. Pero justo se arrancó a llover, sí has leído bien, ¡a llover llegando al desierto! Con los dedos de una mano se cuentan esos días, no dábamos crédito, eso no nos lo esperábamos, pero simplemente fue un minuto y volvió a apretar el sol con fuerza.
Al llegar a Merzouga, habíamos quedado con el responsable de la empresa con la que reservamos el hotel. Tras varios contactos fallidos al final dimos con él y fuimos al hotel que tienen a pie de dunas a prepararnos y dejar nuestro coche y maletas.
Esta aventura en el desierto se merece un post entero, por lo que aquí, podrás leer con todo detalle nuestra aventura en Erg Chebbi.
Día 3: Merzouga – Valle del Draa – Ouarzazate
Tras regresar al hotel de Merzouga y una rápida ducha. Nos pusimos en marcha destino Ouarzazate.
Para volver a Ouarzazate, decidimos ir por la N12 y la N9, es decir tomar una ruta diferente para poder así ver otros pueblos y kasbahs interesantes y también conocer el Valle del Draa, que suele ser más típico de la gente que visita Zagora.
Al igual que para la ida, teníamos algunas paradas clave apuntadas como Nkob, la kasbah Timidarte, la kasbah des Caids, Agdz, la kasbah Tamenougalt o la kasbah des Arts. Fue esta última la que nos llevó a un lugar que no teníamos y que fue el total acierto del día. Fue la kasbah el Azul. ¡Vaya rato echamos en esta kasbah y a cambio de la voluntad! Qué diferencia con Marrakech donde te piden dinero por todo y te abordan en todos lados. Sin embargo, en estos lugares todo es tranquilidad y amabilidad, por lo que disfrutar.
En el valle del Draa rodeado del palmeral, se trata de un sitio excelente. Tan a gusto estábamos que como no, salimos más tarde de lo previsto, pero eso no implicaba que no fuéramos a disfrutar de nuestra siguiente parada, el cañon Tizi’n-Tinififf.
Por último, llegamos a Ouarzazate, que tras una fugaz parada a la ida, esta vez sí hicimos noche. Esta ciudad se la conoce como la puerta del desierto o la Hollywood de África ya que en sus estudios cinematográficos (Atlas Studios) se han grabado multitud de películas. Aprovechamos lo que quedaba de tarde para contemplar otra kasbah que quita el sentido: la kasbah de Taourirt. Es una de las mejor conservadas de todo Marruecos y Patrimonio de la Humanidad. La entrada son 20 dírhams por persona. Merece mucho la pena porque su interior está muy decorado y ofrece algo diferente a las otras que habéis podido ir visitando.
Nuestro hotel aquí fue el Ibis, que está muy logrado ya que replica totalmente una kasbah.
Nuestro hotel aquí fue el Ibis, que está muy logrado ya que replica totalmente una kasbah.
Día 4: Ouarzazate - Ait Ben Haddou – Marrakech
Arrancamos el día con un gran desayuno en la terraza del hotel, a las 7am y 25ºC, de la forma que más le gusta a Sara, saqueando el buffet.
Nuestra primera visita ese día fue a los estudios del Atlas, que se pueden visitar siempre y cuando no estén en plena grabación de alguna película. Tras la visita a los estudios del Atlas, tocaba rendir visita al mejor ksar que verán tus ojos en toda esta aventura, el más famoso de todo Marruecos, el lugar donde se rodó Gladiator y también elegido por Juego de Tronos: Ait Ben Haddou.
No se sabe exactamente en qué momento se construyó tal maravilla, pero más o menos lleva en pie desde el siglo XI. Su gran desarrollo se debe a que servía de posada para las caravanas que venían desde Sudán hacia Marrakech o Fez.
La entrada a Ait Ben Haddou es gratuita, aunque se te lanzarán los guías. Existen varios kasbah privados en el recinto y es por lo que realmente se debe pagar, pero si en la ruta habéis visto ya algunos ni os molestéis, nosotros con la excusa de coger fuerzas y tomar un té ya os hemos recomendado algunos, ¡qué son espectaculares y estás sólo! Por lo que nuestra recomendación es que paseéis por el ksar hasta su cima, os perdáis por sus calles y después crucéis el río Ounilo, que en función de la época del año puede estar bastante seco.
Tras patear todo y sacarnos todas las fotos habidas y por haber, nos metimos al coche y a Marrakech, que habíamos quedado a las 6pm en la estación para entregarlo e íbamos un poco justos (más bien tarde). Pero eso al final no fue un problema, porque el dueño con todo su conocimiento de los españoles, dijo que como solían llegar 2h más tarde de lo acordado, no contaba con ir antes de las 8pm, total que dejamos el coche en el parking con las llaves dentro y a otra cosa mariposa.
Antes de llegar a Marrakech tuvimos la última gran aventura del viaje, atravesar el Atlas en la reserva, ya que las gasolineras distan en más de 150 kilómetros. Ya os hemos dejado un consejo abajo para que no os confiéis como nosotros y tengas que jugar con los litros que quedan. La verdad estuvo muy gracioso, siempre recordaremos ese rato y las temeridades que tuvimos que ir haciendo para lograr el objetivo, pero lo dicho si no quieres verte en medio de la nada tirado, no te la juegues.