Marrakech en 3 días
Os vamos a contar como fue nuestra forma de conocer Marrakech durante el viaje, así como los sitios que fuimos visitando a lo largo de estos 3 días. Os iremos dejando consejos y recomendaciones según nuestro interés y punto de vista para que os puedan ayudar.
Después de aterrizar en el aeropuerto de Marrakech por la mañana, decidimos coger el autobús que te lleva directo hasta la plaza de Jemaa el Fna, ya que cerca teníamos nuestro Riad. Bastante parecido a lo que nosotros llamamos autobús, pusimos rumbo hasta el centro de Marrakech y ahí comenzó la aventura por este territorio. Un camino bastante caluroso, observando las costumbres del país y todo nuestro alrededor. Y en este momento es cuando nos dimos cuenta de lo que nos esperaba estos días, coches de otra época por todos los lados, camellos en todas las esquinas, siempre custodiados por un señor y que están dispuestos a montarte para hacerte una foto a cambio de unas monedas, motillos por todos los lados de la ciudad, sin control, sin reglas ni ley alguna, ellos siempre tienen prioridad sea cual sea la situación. Esto, junto con los pitidos, la contaminación, los atascos y la calima era el ambiente que tenías según te acercabas a la ciudad. Antes de llegar a nuestro punto de destino, el conductor paró en medio de una rotonda y nos explicó, de la mejor forma que pudo, que no se podía avanzar (estaba todo colapsado), así que nos tocó bajarnos y seguir nuestro camino a pie… pues sí amigos, ahora sí ¡empezaba la aventura!
Pusimos rumbo a pie con la ayuda de nuestro mapa hacia nuestro Riad, y de camino pues ya que estábamos (como nosotros nos gusta decir) pues iríamos cotilleando y viendo algunas de las cosas que más adelante teníamos para visitar. Ni que decir que nada más bajar del autobús e intentar cruzar por un paso de peatones, nos dimos cuenta de que el procedimiento es abalanzarte siempre sobre el paso y tirar millas, sino olvídate de cruzar (esto lo podéis aplicar a todo jaja). También, en el camino te das cuenta que las motos tienen prioridad hasta por las aceras, los peatones pasan a un segundo plano (cuidado que no te lleven por delante).
Seguimos una calle recta y nos encontramos con el Parque Lalla Hasna y de fondo la Mezquita Koutoubia, que observaréis durante vuestra estancia por Marrakech casi todo el rato desde cualquier punto. Continuamos y por fin llegamos a la Plaza de Jemaa el Fna, el corazón de la ciudad y dónde todos los caminos empiezan o acaban. No os lo imagináis ni en sueños realmente como es, seguramente tengáis momentos de odiarlo pero también muchos de adorarlo. La plaza más importante con un ambiente concurrido, lleno de niños, vendedores ambulantes, encantadores de serpientes, monos bailarines, puestos callejeros por todos los lados, ese ruido, ese olor tan característico, puestos de frutos secos y fruta… era la primera toma de contacto y ya estábamos impresionados. Tras atravesar parte del zoco mientras nos deteníamos cada poco tiempo observando todo con detalle, llegamos a nuestro Riad Sijane dónde pasaríamos nuestros primeros dos días.
Nunca habíamos estado en un lugar parecido, entras a una casa como pedro por tu casa y llegas a un patio interior de estilo árabe, aquí os adelantamos que las cosas van a otro ritmo, sin prisas y con muuuuucha calma. Tras esperar un rato, apareció nuestro “nuevo amigo” Sam que nos recibió de forma muy amable. Mientras hacíamos todos los papeleos, nos ofreció en la terraza de la azotea unos tés a la menta riquísimos y tras esperar un buen rato (como ya os hemos advertido), nos enseñó nuestra habitación.
Durante los días que estuvimos, fue todo muy cómodo, el Riad está muy bien cuidado y limpio, los desayunos son de comida típica, abundantes y muy ricos (mermeladas, dulces, panes, zumos, yogures, fruta, café y té casero), Sam nos ayudó y fue muy amable siempre, con cualquier duda o cuestión. Además, os recomendamos que los días que vengáis por Marrakech os alojéis en un sitio típico como este, ya que viviréis la experiencia con mucho más encanto y en un papel típico como si fueses un habitante de allí.
Con mil ganas, fuimos hasta nuestra primera parada, el Palacio de Bahia del siglo XIX. Está a unos 15 minutos andando de la plaza Jemaa el Fna y abre de lunes a domingo de 9 a 17h (consultar precios y horarios bien antes de ir). Tiene una extensión de 8000 m2 y fue construido por los mejores artesanos y arquitectos de la época, bajo el mandato del gran visir Ba Ahmed ben Moussa, para mostrar el gran poder del sultán en ese momento. Es espectacular por dentro, como esta conservado, los detalles tallados de las paredes, puertas y techos de madera, los suelos y sus mosaicos. La visita es como un laberinto, lleno de salas, hasta llegar a los patios y jardines, con la zona del harén que es lo más impresionante.
Fuimos paseando por las callejuelas que nos encontrábamos hasta llegar a la Mezquita Moulay El yazid, a la que no se puede entrar si no eres musulmán. Es bastante bonita y recomendamos ir a verla. Cerca se encuentran las Tumbas Saadies y el Palacio el Badí pero los iríamos a visitar otro día.
La medina de Marrakech está dentro de una muralla de casi 20 kilómetros de largo con 19 puertas que puedes visitar. Hay varias bonitas, pero la más llamativa es la de Bab Agnaou del siglo XII y que nosotros visitamos mientras nos perdíamos por las calles de la medina.
Ya habíamos pasado al llegar por ella, pero era el momento de visitar la Mezquita Koutoubia (siglo XII) y sus alrededores. Es la más importante de la ciudad, siendo uno de los iconos más importante de Marrakech. Tiene un minarete de 69 metros de altura, por lo que suele verse desde cualquier punto de la medina como os adelantábamos antes. No es posible entrar si no eres musulmán, pero si podrás disfrutar de sus alrededores paseando, de los parques que hay a su alrededor dónde verás vendedores ambulantes con puestos de comida y recuerdos, madres con sus hijos jugando, y sobre todo quedarte impactado cuando es la hora de la oración, ya que se concentran miles de fieles y suena a través de altavoces por toda la ciudad la llamada a la oración (es increíble).
Fuimos a reponer fuerzas a un sitio local de comida casera típica y exquisita, a un precio inmejorable (El Bahja). Con las pilas cargadas y encantados con los platos que habíamos probado (todo nuevo para nosotros), pusimos rumbo hacia el zoco, para perdernos por sus callejuelas.
En el zoco podéis encontrar de todo, millones de especies a granel, frutos secos, perfumes y productos naturales de cuidado personal, aceite de argán, todo tipo de lámparas y recuerdos característicos de la cultura árabe, platos y vajillas de mil formas, tamaños y colores, cuero, ropa típica árabe, puestos de comida local (sobre todo dulces, panes y fruta), bisutería de plata… ¡hasta carnicerías y pollerías! Sí, como lo estáis leyendo. Pero una cosa os voy a decir, ni os penséis que se parecen a las que estáis acostumbrados… porque no es así. Esta todo al aire, sin refrigeración ni ningún tipo de medida de higiene. Además, podéis tener la suerte (como en nuestro caso) de ir caminando tan tranquilamente y que maten delante de ti un pollo al momento, menuda cara la nuestra después de ver aquello jajaj
Os recomendamos que, si vais a estar varios días, el primer día sea una toma de contacto por el zoco, ir viendo todo lo que ofrece, que cosas os gustaría comprar y a qué precio, podéis tantear y si hay alguna cosa que os compensa comprarla, pero hay muchos días y momentos que estaréis por el zoco, tanto que os sabréis de memoria casi las calles (y mira que es difícil porque todo es igual). Así que, lo dicho, que al principio os sirva para arrancaros con los trucos que os dejamos del regateo en el post de consejos y preparación del viaje. No os volváis locos comprando, porque en muchos sitios lo que ofrecen no es buena calidad (cuero, plata, aceite de argán sobre todo, especias…). Hay una zona del zoco, que es el Zoco de los Tintoreros dónde podréis ver como se tiñen los tejidos de forma natural y es bastante curioso.
Decidimos cambiar de aires y conocer Gueliz, la ciudad nueva de Marrakech. Fuimos caminando tranquilamente y de camino visitamos un mercado artesanal de tiendas Ensemble Artisinal Marrakech (abre de 9.30 a 19h) dónde el precio de las cosas está fijado y podéis encontrar productos de buena calidad. Además, el propio mercado es bastante bonito por dentro. Pasamos mientras caminábamos por el Palacio municipal, el Palacio de la Libertad, la puerta de Bab Nkob, el Teatro Royal o la propia estación de trenes que es bastante bonita. Sin duda conforme nos alejábamos de la zona de la medina, y nos acercábamos hacia la ciudad nueva de Marrakech se podía ver el cambio cultural a simple vista. Los comercios que hay son mucho más occidentales, tiendas de ropa comercial y de marca, restaurantes de cadenas comerciales y de mucha variedad, cafeterías con familias y turistas (no solo con hombres), las mujeres mucho menos tapadas y con ropa occidental, al igual que los hombres que visten con ropa no árabe, y aun que sea la zona nueva, sigue siendo barato comer o cenar.
Era tan agradable esta zona, que decidimos quedarnos y cenar por aquí en un restaurante de la avenida. Volvimos caminando de noche hasta la medina y no tuvimos ningún problema, es muy seguro y vas a tu aire en todo momento. Para acabar un día redondo, nos tomamos un té a la menta disfrutando de las vistas de la Plaza de Jemaa el Fna y su vida nocturna desde la terraza de Le Grand Balcon du Café Glacier, un sitio muy recomendable para tomarte algo desde su terraza disfrutando de las vistas y viendo el atardecer.
El segundo día, tras levantarnos y tomar un desayuno típico árabe riquísimo en la azotea pusimos rumbo a pie hacia los Jardines de Mejorelle creados en 1924 por Jacques Majorelle, pintor francés que se asentó en Marrakech en 1919. Este lugar le sirvió como fuente de inspiración. En 1980 pasaron a ser propiedad de Yves Saint Laurent. Son unos jardines muy vistosos, decorados con arte islámico y dónde podrás perderte entre multitud de especies de plantas distintas (cactus, palmeras, bambú, plantas acúaticas…). El colorido que tienen junto con las plantas, lo hacen un lugar perfecto para sacar unas fotografías de lo más pintorescas. Abre bastante temprano todos los días a las 8 menos en ramadán que abre a las 9 (precio 70 dirhams por persona). Recomendamos estar pronto por que las colas que se forman para entrar son impresionantes.
Cuando terminamos de disfrutar estos maravillosos jardines, fuimos a visitar el Museo de Marrakech de finales del siglo XIX, se trata de un antiguo palacio en el que ahora encontramos un museo desde 1997. La parte más bonita es un patio central en el que podemos encontrar una lámpara impresionante en el centro. Además, cuenta con diversas salas alrededor dónde se exponen colecciones del museo, cerámicas, armas, alfombras y objetos tradicionales de arte islámico. En su interior encontramos también un hammam tradicional. Abre todos los días de 9 a 18h (consultar horarios antes de ir) y cuesta 70 dirhams por persona. Nos gustó mucho el patio interior y algunas de las colecciones, pero sí que es verdad que no nos pareció algo super destacable.
Al lado fuimos a visitar la Medersa Ben Youssef (la más importante de Marrakech). Seguramente y como nosotros nos pasó, no sabíamos que era una medersa, se trata de un colegio musulmán especializado en estudios religiosos. Por desgracia no pudimos visitarla, estaba en obras y así seguiría hasta mediados de 2020 según ponía en los carteles. Una pena porque es un lugar bastante bonito de visitar.
Después de no poder visitar la medersa, fuimos a recargar pilas a un restaurante que teníamos apuntado Atay Café. Tiene una terraza con unas vistas panorámicas de la medina super bonitas, dónde podrás apreciar la Mezquita Koutoubia de lejos. Un restaurante con mucho encanto, tranquilo y con una paz para que disfrutéis de una comida estupenda. La comida riquísima, platos elaborados y con una buena materia prima. El precio también muy bueno, sin duda uno de los sitios que recomendamos.
Pusimos rumbo de nuevo a través del zoco hacia el Museo Dar Si Said o también conocido como Museo de las Artes Marroquíes. Es el museo más antiguo de la ciudad, y fue la residencia de Si Said (hermano del gran visir Bou Ahmed) un mandatario de la época. Podemos encontrar en su interior objetos expuestos de la vida cotidiana, mobiliario, armas o instrumentos musicales distribuidos a lo largo de dos plantas. Pero sin duda lo más bonito es el propio edificio y los patios que tiene, os encantará pasear y dar una vuelta por este lugar. El horario es de 9-12h y de 15-18h (precio por persona 70 dirhams).
Nos quedaban pendientes las Tumbas Saadíes y el Palacio el Badi pero tuvimos dos contratiempos al ir a visitarlos, y es que las tumbas estaban cerradas (cerraban a las 18h y a pesar de ir antes de esa hora habían decidido cerrar, por tanto os recomendamos que tengáis cuidado y miréis bien horarios antes de ir, sobre todo si coincide con época de ramadán). Y el palacio el Badi estaba cerrado durante 3 días por que estaba celebrándose un desfile de modelos esos días. Por suerte, como teníamos otro día al final del viaje podríamos terminar de ver lo que se nos había quedado pendiente. Así que decidimos ir a visitar la Plaza des Ferblantiers que estaba cerca y que está llena de tiendecitas y puestos, quizás muchas de ellas hasta más baratas que en el propio zoco. Y también aprovechamos y dimos una vuelta por el Barrio judío de Mellah, dónde te encontrarás también muchos puestos a precios más bajos respecto a los de la medina.
Para terminar el día, estuvimos por la Plaza de Jemaa el Fna disfrutando del ambiente, paseando tranquilamente entre la gente y los puestos, investigando por las callecitas que salen y entran desde la plaza.
Después de nuestra Ruta de las Mil Kasbahs y de la increíble experiencia del desierto de Merzouga, nuestro viaje terminada de nuevo dónde empezó todo, en Marrakech.
Esta vez elegimos el Riad Naya para alojarnos y sin duda os podemos decir que fue estupenda la estancia. De igual modo que en el anterior, se trata de una casa con un gran patio y una serie de habitaciones repartidas en distintas plantas. Nosotros teníamos una habitación privada con baño de estilo árabe muy cómoda. El desayuno muy completo y muy agradable poder tomarlo en el patio, además en este caso tenías la opción de cocinar si querías tu comida en la cocina. Todos fueron muy amables desde el primer día, además nos enteramos el último día que en Marruecos es necesario llevar impresas las tarjetas de embarque y nos lo solucionaron en un momento y nos las imprimieron sin problemas.
Teníamos cosas pendientes que visitar, así que pusimos rumbo andando hacia los Jardines de Menara. Es un paseo de más de media hora hasta allí, nosotros pasamos bastante calor, pero la verdad que nos apetecía dar una última vuelta por Marrakech y nos queríamos perder nada. Ni que decir que no hay ni una sombra de camino, así que no os olvidéis de coger el agua y la crema solar jajaja. Los jardines tienen un gran estanque central que está rodeado por un edificio bastante característico. Se encuentra rodeado todo el parque de olivos. Os recomendamos ir si no hace mucho calor y si os sobra tiempo. Si vais con el tiempo justo no es un sitio imprescindible.
A nuestra vuelta volvimos a disfrutar por los jardines y los parques que rodean la Mezquita Koutoubia hasta que llegamos a las Tumbas Saadíes que teníamos pendiente visitar. Son del siglo XVI, se accede a través de una callecita que se encuentra al lado de la Mezquita Moulay El yazid. Las tumbas cuentan con un jardín cerrado, y se pueden ver más de 100 tumbas de sirvientes y guerreros de la dinastía saadí. Todas ellas decoradas de una forma muy peculiar. La parte del mausoleo principal dónde está enterrado el sultán Ahmad al-Mansur y su familia consta de 3 habitaciones, siendo la más conocida la de las doce columnas, en la que están enterrados sus hijos.
Para ver esta tendrás que hacer cola, así que de nuevo prepara el agua y la crema solar. Sin duda merece la pena la visita y la espera, el precio es de 70 dirhams, el horario es de 9-12h y de 14:30-18h, pero cuidado porque durante el ramadán lo cambian un poco a su antojo.
Dimos una vuelta alrededor del Palacio Royal y las calles que lo rodean, pensando si entrar o no al Palacio el Badi, ya que no nos convencía del todo y todavía estaba medio cerrado por el desfile que se había celebrado. Así que no entramos. El palacio se encuentra en ruinas, por tanto si quieres saber más sobre la historia del edificio es conveniente llevar tu propia guía para informarte del interior.
No nos quedaba tiempo para más, tras dar una última vuelta por la medina y disfrutar de nuestros últimos minutos por allí, fuimos a por nuestras cosas al Riad y pusimos rumbo hacia el aeropuerto.
Sin duda os recomendamos que disfrutéis y os perdáis por todos los rincones de la Medina, porque os llevareis la esencia de este viaje. Empaparos de su cultura, sus costumbres y vivirlo todo desde entro sin prejuicios, nosotros nos volvimos enamorados de este lugar.